Realizar compras, en una actividad natural que realizamos cotidianamente. Desde siempre han existido personas que han tenido tendencia a comprar en exceso, pero es en las últimas décadas cuando hablamos de compras compulsivas como un trastorno del control de los impulsos -oniomanía-, considerado en la actualidad como un trastorno adictivo.
El aumento continuo de grandes centros comerciales, que a su vez son lugares de ocio, entretenimiento o paseo, favorece que muchas personas se expongan a estímulos que frecuentemente les lleva a realizar compras innecesarias o excesivas, pero sin que eso repercuta de forma significativa en sus vidas; si bien, existe un número creciente de ciudadanos que son incapaces de controlar sus impulsos de comprar, y presentan episodios compulsivos para adquirir objetos o artículos que no necesitan, que son inútiles o totalmente superfluos. Conducta que, en estos casos, sí interfiere, en grado variable, con diferentes áreas de su vida, sobre todo a nivel económico y familiar, y que ha aumentado en los últimos años de la mano de una publicidad cada vez más sofisticada y sobre todo con la aparición de internet y la facilidad de realizar compras de todo tipo sin moverse de casa.
Lo importante para el comprador compulsivo no son los objetos adquiridos, ya que suelen ser innecesarios y una vez comprados son olvidados o ignorados. Lo importante, suele ser la euforia y el sentimiento momentáneo de placer o de poder que sienten al conseguir el objeto deseado, junto a la sensación de alivio de la tensión y ansia que les provoca el deseo de comprar; también, muy frecuentemente, estas compras son un medio para olvidar o evadirse de los problemas personales, la soledad o la depresión.
No existen en España informes ni datos estadísticos de la incidencia real de adicción a las compras. Investigaciones parciales indican cifras que oscilan entre un 3 y un 8% de la población, aunque algunos estudios consideran que puede ser aún más frecuente, y son muchos más, alrededor del 30% en Europa, los que tienen cierto grado de descontrol y realizan compras excesivas. Siendo las mujeres y los jóvenes de 18 a 30 años, los que presentan niveles más elevados de compras compulsivas.
La mayoría de las personas con este trastorno creen que controlan y por ello no solicitan tratamiento, de manera que la adicción es cada vez más intensa y las repercusiones más importantes. Las manifestación inicial más frecuente, que puede indicar la falta de control, es la acumulación de ropas, artículos y objetos diversos que una vez comprados no utilizan; posteriormente aparece “necesidad” o ansia para nuevas compras, junto a dificultades económicas, que cubren con ahorros, dinero familiar, hurtos, préstamos de los amigos o créditos bancarios; y cuando ya son conscientes de su problema, aparecen sentimientos de culpa, arrepentimiento, vergüenza, …, pero pese a todo ello no son capaces de evitar la adicción.
No existe una causa única que explique esta conducta. Es consecuencia de la interacción de diversos factores, entre los que destaca: una sociedad altamente consumista, la facilidad inmensa para comprar, la exposición a estímulos publicitarios, las rebajas y periodos de ventas especiales como navidad, Black Friday, etc. Situaciones estas que en personas vulnerables, en especial aquellas con alguna patología mental o que tienen sentimientos de vacío personal, ansiedad, soledad, baja autoestima o personalidad impulsiva e influenciable, pueden ser determinantes para, que una vez se inicien en un proceso abusivo de compras, se produzca un trastorno adictivo.
Los criterios de la Organización Mundial de la Salud para diagnosticar la dependencia a las compras son:
- Deterioro en el control sobre los impulsos de comprar, ya sea en su frecuencia, intensidad o duración;
- La prioridad dada a las compras la antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria;
- Continuación o incremento de las compras a pesar de que tenga consecuencias negativas.
El patrón de comportamiento dar lugar a un deterioro significativo a nivel personal, social, laboral, y problemas financieros o familiares, y que aunque lo intente, no termina de poder controlar.
¿Qué podemos hacer ante esta situación?
No existe un tratamiento farmacológico que impida realizar compras compulsivas. Los fármacos fundamentalmente se utilizan para tratar síntomas y patologías mentales coexistentes. El tratamiento actual de la oniomanía es la terapia cognitivo conductual, en ella, lo primero es asumir la enfermedad y la incapacidad para controlar los impulsos de comprar.
A partir de ahí, es necesario aceptar una serie de limitaciones para evitar nuevos episodios de compras. Entre ellas es fundamental un control estricto del dinero y no disponer de tarjetas de crédito, más fácil si se dispone de apoyo familiar. Así mismo, hay que realizar una reestructuración de los estilos de vida y también elaborar un presupuesto, en el que se planifiquen los ingresos y los gastos, de manera que se adapten a las posibilidades reales y se eviten los gastos innecesarios. Paralelamente, es necesario actuar para mejorar aquellos aspectos de la personalidad y de la vida cotidiana que le generan estrés y angustia, y que son para muchos determinantes para realizar compras que les evadan de una realidad que les agobia.
Para aquellos casos donde no sea posible un control externo de dinero y tarjetas de crédito, es conveniente pagar siempre en efectivo, no llevar encima más dinero del necesario y autolimitar las posibilidades de compra a crédito o con tarjeta. Además, en todos los casos, se deben evitar las situaciones de riesgo, como acudir a aquellos lugares que actúan como estímulos de compra. También hay que entrenar técnicas de afrontamiento para saber salir airosos de las que no se puedan evitar y siempre: no comprar nada que no estuviera decidido al menos 24 horas antes. Pero si no se puede controlar hay que pedir ayuda especializada.
NOTA: En nuestra página de test diagnósticos se puede ver y descargar traducido el cuestionario BSAS sobre adicción a las compras, publicado por Andreassen, Cecilie S., et al. «The Bergen Shopping Addiction Scale: Reliability and validity of a brief screening test.» Frontiers in psychology 6 (2015): 1374.
Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia