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Medidas y Acciones contra el Tabaco

Conocemos suficientemente las graves repercusiones que el cultivo y el consumo de tabaco genera sobre la salud pública y a nivel medioambiental. Según diversos estudios y el informe de la OMS: Tobacco: Poisoning our planet, de 30 de mayo de 2022, más de 8 millones de personas mueren cada año por causa del tabaco, de ellos 1.300.000 son no fumadores que inhalan pasivamente el humo de los fumadores. Por otra parte, un 39% de la población vive en hogares en los que se fuma diariamente y unos 700 millones de niños respiran, en el mundo, aire con humo de tabaco, principalmente en el hogar.

Para cultivar el tabaco se utilizan 5,3 millones de hectáreas de terreno, 600 millones de árboles son cortados para despejar 200.000 hectáreas y se gastan 22.000 millones de toneladas de agua, generándose 84 millones de toneladas de CO2.  Además, las colillas y el humo del tabaco son el producto más contaminante del planeta, contienen alrededor de 7000 productos químicos tóxicos, y los aproximadamente 4,5 billones de filtros de cigarrillos que se tiran cada año, liberan sustancias químicas tóxicas, que, junto a las 490.000 toneladas de pesticidas y fertilizantes utilizados en su cultivo, contaminan el suelo, los parques, los ríos, océanos y playas, tardando años en descomponerse.

Disminuir el consumo de tabaco es posible y debe ser un objetivo fundamental para proteger la salud de los fumadores y para evitar la degradación del medio ambiente, pero en el mundo existen alrededor de 1.300 millones de fumadores y en los últimos 10 años solamente se ha conseguido disminuir ligeramente su número. En España, con las medidas actuales, no se ha conseguido disminuir el número de fumadores de edades entre 15 y 64 años. En la encuesta EDADES, publicada en marzo de 2023 por el Plan Nacional sobre Drogas se constata que, en 2022, fumaban a diario el 33,1% de los españoles, superior al 32,8% de 2005 cuando se promulgó la primera ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo. Somos uno de los países europeos en lo que más fumadores existen.

Las acciones preventivas son fundamentales y efectivas si se ejecutan adecuadamente y se explican para sensibilizar a la población y facilitar que sean aceptadas. Entre ellas destacan:

  • Aumento de impuestos y del precio del tabaco. Favorece la disminución del número de cigarrillos fumados y del número de fumadores, pero también es necesaria para disminuir que los gastos generados por el tabaco sean financiados, en gran parte, por toda la sociedad, fumadores y no fumadores, ya que los ingresos derivados de los impuestos solamente fueron 6.692 millones de euros en 2022, y no cubren ni el 50% de los gastos directos e indirectos ocasionados por el tabaquismo, entre 20.000 y 27.000 millones de euros al año.
  • Aumentar los espacios sin humo, en particular en playas, parques infantiles y estadios deportivos. No se trata de prohibir la libertad individual, ya que no se prohíbe que una persona fume. Se trata de respetar la libertad de los no fumadores, y que no tengan que inhalar el humo de otros.
  • El empaquetado neutro. Evita el efecto “prestigio” de fumar determinadas marcas que pudieran considerase glamurosas y se ha comprobado que disminuye un 15% el consumo en un año.
  • Restricción del tamaño de los paquetes. Actúa favoreciendo que disminuya el número de cigarrillos consumidos.
  • Prohibición de publicidad y exhibición de productos. Es una medida de eficacia comprobada.

Soluciones realistas para los fumadores

Es cierto que estas no pueden ser las únicas medidas y acciones para conseguir el objetivo de disminuir la incidencia del tabaquismo es España, es necesario además potenciar la oferta de los tratamientos de cesación, para lo que es necesario aumentar la formación de los profesionales sanitarios, también aumentar el número de médicos y de unidades  de tabaquismo en el Sistema Nacional de Salud e incorporar sin límites la financiación de los tratamientos para ayudar a la cesación y los tratamientos sustitutivos con nicotina.

Por otra parte, es una evidencia que la cesación y la prevención por sí solas no son suficientemente para disminuir la prevalencia del tabaquismo y que muchos fumadores no son capaces de dejar de fumar a pesar de haberlo intentado repetidamente con los tratamientos habituales. Por ello, es necesario incorporar nuevas herramientas complementarias que ayuden a minimizar el daño que el tabaquismo causa, y apostar, a la luz de las evidencias científicas, huyendo de ideas personales o preconcebidas, por la reducción del daño a través de productos alternativos a tabaco, como el tabaco oral, los vapeadores o los productos sin combustión, como hacen ya los países con menores tasas de tabaquismo.

Las políticas sanitarias para disminuir los daños del consumo de drogas tienen una larga trayectoria y han demostrado ser muy útiles y, aunque inicialmente fueron contestadas y rechazadas por amplios sectores sociales y sanitarios, actualmente están plenamente incorporadas para el tratamiento de pacientes adictos a heroína, alcohol, ludopatía cannabis y otras drogas.

El que las principales empresas tabacaleras sean las propulsoras de productos sin combustión (vapers y cigarrillos electrónicos), es el motivo por el que muchos no consideran creíbles ni eficaces estas alternativas, pero no se trata de creer o no creer, no es una cuestión de fe, se trata de la realidad científica, y esta realidad, avalada por cientos de trabajos, estudios y guías de altísima fiabilidad, demuestra que estos productos sin combustión tienen entre un 90 y un 99% menos de productos tóxicos para la salud y son mucho menos dañinos. Además, su uso está favoreciendo que exista una significativa disminución de las enfermedades asociadas al tabaco y también un descenso de fumadores. Por ello se deben incorporar a la lucha contra el tabaquismo como alternativa para aquellos fumadores adultos que quieren dejar de fumar y no lo consiguen y también como una opción para aquellos que no desean dejar de fumar.

El verdadero enemigo para la salud es el tabaco tradicional. No lo podemos ni debemos olvidarlo.

Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia

Adicciones, Tabaco, Tabaquismo

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