¡Es un producto natural!
Sí, pero al igual que el tabaco, el opio y decenas de sustancias y venenos, que también son naturales, y nadie duda de sus riesgos. Que sea natural no significa que no sea peligroso. De hecho, su consumo tiene acciones psicoactivas muy diversas en todo el organismo.
¡Si se legalizara se consumiría menos!
No. Cuando se legaliza una sustancia la facilidad para conseguirla y el grado de aceptación social de la misma aumenta y consecuentemente también aumenta el consumo, sobre todo en jóvenes, como ocurre con el alcohol y el tabaco, que son legales y son las drogas que más se consumen.
Además, es necesario señalar que este debate, cada vez más frecuente, es un debate interesado, que se produce fundamentalmente por los intereses económicos de los productores y también por la mirada cortoplacista de algunos políticos que consideran aceptables los ingresos fiscales derivados de la legalización, aunque, al igual que pasa con el tabaco, los ingresos por impuestos no cubren ni el 50% de los gastos derivados de las consecuencias que el uso del cannabis produce a nivel socio-laboral y de salud. Y esto sin tener en consideración las inmensas repercusiones que se producen en el área familiar.
¡El cannabis tiene efectos terapéuticos!
No. El que ciertos componentes de la planta del cannabis puedan ser utilizados terapéuticamente no significa que la planta completa sea útil ni la convierte en una medicina, como tampoco lo son tantas otras plantas de las que se obtienen compuestos usados como fármacos. Además, la planta del cannabis contiene cientos de sustancias y carcinógenos, que evidentemente no tienen poder terapéutico. Así mismo, cuando se autoriza un fármaco, existe un estricto control de las sustancias y excipientes que contiene y de sus efectos y riesgos, lo que no ocurre al consumir cannabis, hachís o sus derivados, donde no se conocen ni siquiera la concentración de sustancia activa (tetrahidrocannabinol -THC-).
Por otra parte, el consumo de cannabis actúa de forma generalizada y difusa sobre el cerebro, sistema cardiopulmonar y otros órganos y no de forma precisa en un solo lugar, por lo que no produce un efecto único, si no que altera múltiples funciones del organismo. Así, entre otras muchas, se produce: una disminución de la atención y concentración, alteraciones de la capacidad de organización y de resolución de problemas complejos del día a día, confusión, sedación y alteraciones de la capacidad visual o de reacción, lo que conduce a su vez a fracaso escolar y a un aumento de los accidentes de tráfico. Pero, además, en personas susceptibles existe un importante riesgo de alteraciones de la esfera mental, que conducen a cuadros de ansiedad, depresión, psicosis e incluso un riesgo aumentado de que se desencadene una esquizofrenia latente. Sin olvidar el aumento del cáncer de pulmón o de infartos.
El Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA) indica: “No hay evidencias científicas sólidas de que la marihuana u otros derivados del cannabis tengan virtudes medicinales”.
Además, en España ya está comercializado el Nabiximol (Sativex®), que contiene THC y cannabidiol (CBD) en proporción 1:1, se usa por vía sublingual y está autorizado para uso humano en el tratamiento de las náuseas y vómitos secundarios al tratamiento con antineoplásicos, tratamiento de la pérdida de apetito del síndrome de anorexia y caquexia del SIDA y cáncer terminal, control de la espasticidad muscular en la esclerosis múltiple o en el tratamiento de tercera línea del dolor neuropático.
¿El uso ocasional puede tener riesgos?
Sí, porque no se conoce la susceptibilidad y vulnerabilidad individual. En este sentido la Sociedad Española de Patología Dual dice: “Debemos advertir de los peligros a los grupos vulnerables como las personas con antecedentes familiares o personales de psicosis, trastorno bipolar, déficit de atención o impulsividad”.
Además, en personas con patología concomitante o en situaciones concretas (conductores, embarazadas, niños y jóvenes), los riesgos son mucho mayores.
El cannabis no produce adicción. ¡Puedo controlar!
No es cierto. Sí produce adicción, al igual que ocurre con el alcohol o el tabaco. Muchos lo prueban con la seguridad de que va a ser algo ocasional y que son capaces de controlar, pero se sabe cuándo se empieza, pero no cuando ni como se termina, ya que no conocemos de antemano quienes son vulnerables para desarrollar un cuadro de dependencia.
Su adicción es moderada e inferior a la de la cocaína o al tabaco, pero significativa, especialmente cuando se consume en la adolescencia, no pudiendo anticipar quienes de los que comienzan con un consumo experimental u ocasional serán adictos después, máxime cuando un 90% lo fuman con tabaco, altamente adictivo y que aumenta los riesgos de adicción al cannabis.
¡Es menos perjudicial que fumar tabaco!
Mientras que en el mundo fuman tabaco unos 1300 millones de persona, el consumo de cannabis lo realizan unos 200 millones y por ello, en números absolutos es menos perjudicial, pero la realidad es que la inmensa mayoría de los consumidores de cannabis lo hacen mezclado con tabaco, con lo que tienen los riesgos de las dos sustancias juntas, y al contener el cannabis muchos de los carcinógenos del tabaco y en mayor cantidad (un 50% más), al fumarlo, además sin filtro y con aspiraciones profundas, aumenta los riesgos. Riesgos que son mayores por el efecto broncodilatador del cannabis, que favorece la absorción de las sustancias tóxicas. Y todo esto sin tener en consideración los efectos sobre las áreas del cerebro que aún no han completado su maduración en los menores de 22-25 años, ni los efectos sobre el aprendizaje y la espera mental. Efectos estos que no se producen con el tabaco.
¿Es peligroso para los fumadores pasivos?
Sí, porque al igual que el humo del tabaco, que causa la muerte de más de un millón de fumadores pasivos cada año en el mundo, el humo del cannabis contiene diversos cannabinoides y cientos de sustancias tóxicas que se absorben al respirar el aire ambiente y sobre todo si se respira en un entorno cerrado, la absorción puede ser importante, sobre todo en niños, causando problemas a largo plazo, pero también dar positivo en controles de drogas.
Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia