Desde hace muchos años sabemos que el consumo de derivados del cannabis está asociado a diferentes repercusiones sobre el cerebro, de ellas destacar la disminución de la capacidad de atención y alerta, así como pérdida de la capacidad de concentración, de reacción y de medir distancias. También deterioro de la memoria, el aprendizaje y de la capacidad de organización e integración de la información compleja. Así mismo son conocidas las repercusiones en la esfera mental: depresión, ansiedad, trastornos psicóticos, etc.
Todo lo cual genera, entre otros muchos problemas, una disminución del rendimiento escolar, abandono precoz de los estudios, menor grado de formación o cualificación laboral y habitualmente al menosprecio del riesgo de consumo de otras drogas, conduciendo frecuentemente al policonsumo.
A pesar de ello, la existencia de importantes intereses económicos y de múltiples factores contradictorios a nivel social, junto a la autojustificación del consumo bajo los pretendidos efectos beneficiosos para la salud y la sensación de que no es tan perjudicial como el tabaco u otras drogas, ha permitido que su uso se extienda y se encuentre “cómodamente” instalado en nuestra sociedad.
No es mi pretensión decirle a nadie lo que debe o no hacer, pero disponer de información favorece que cada uno individualmente tenga más elementos para decidir en libertad. En este sentido acaban de publicarse 3 artículos científicos que puede ayudar a clarificar la realidad del consumo de cannabis.
En el artículo “Study finds marijuana not ‘safer’ than alcohol”. Publicado en Clinical Psychological Science en marzo de 2016, se han investigado a niños desde el nacimiento hasta los 38 años de edad y han encontrado que aquella personas que fumaban cannabis cuatro o más días de la semana durante muchos años, acabaron en una clase social más baja que sus padres, con puestos de trabajo de menor prestigio, menos cualificados y con menores ingresos, que aquellas que no eran fumadores regulares de cannabis.
El artículo publicado por Nora Volkow, directora del NIDA, en la revista JAMA Psychiatry: “Effects of Cannabis Use on Human Behavior” señala que la afectación neuropsicológica es más grave cuanto más temprana es la edad a la que se inicia el consumo, y en el estudio de Edison Manrique-Garcia et al. “Cannabis, Psychosis, and Mortality…” publicado el 22 de abril de 2016 en el American Journal of Psychiatry, se realiza un control y seguimiento, durante 42 años, de 50.373 hombres suecos de 18 a 19 años de edad y observan que aquellos que tuvieron un consumo intenso de cannabis (50 o más veces durante la adolescencia), las probabilidades de que murieran antes de los 60 años fue un 40% mayor que en aquellos otros sin antecedentes de consumo de cannabis. Lo que parece demostrar que la utilización de cannabis puede tener repercusiones a una edad más avanzada, aunque según palabras del propio autor se necesitan más investigaciones para aclarar los factores que intervienen en esta trayectoria hacia la mortalidad.
Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna