Aunque a veces no exista una clara conciencia de enfermedad o no se reconozca, el propio paciente suele ser consciente que los consumos que realiza son problemáticos o ya le están generando complicaciones y conflictos (discusiones familiares, gastos excesivos, conducir bajo el uso de sustancias, ausencias injustificadas en el trabajo, cansancio, paranoias, … etc.). Su entorno familiar también lo sabe, pero el paciente se escuda o se justifica en que “todos consumen”, “es normal”, “yo controlo”, “lo dejo cuando quiero”… Pero cuanto más se tarde en afrontar el problema más difícil será su control y mayores serán los daños producidos.
En el momento que el propio paciente piense que sus consumos pueden estar siendo el origen de algunos problemas o cuando la familia detecte que existen conflictos por el uso de una sustancia con capacidad adictiva, es el momento de valorar la situación y si fuese necesario tomar medidas preventivas o iniciar un tratamiento cuando se diagnostique una adicción o dependencia.