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¿En qué consiste el tratamiento? Fases del proceso

Cuando la meta de un consumidor es la abstinencia, el objetivo del tratamiento es inicialmente detener el consumo y que el paciente recupere el control y vuelva a tener una vida normalizada a nivel familiar, laboral y social.

Para alcanzar el éxito, la drogadicción se debe tratar como otras enfermedades crónicas, sin olvidar que la recaída en el consumo no sólo es posible sino también probable, como ocurre en la diabetes, la hipertensión o el asma, que también presentan episodios de descompensación o de descontrol. Ello implica que por lo general no suele bastar con un solo ciclo de tratamiento, sino que hay que considerar que este es habitualmente un proceso a largo plazo con supervisión constante o al menos prolongada. Los estudios de control de pacientes demuestran que la mayoría de los que han realizado tratamiento durante periodos largos dejan de consumir drogas, mejoran a nivel psicológico, así como su actividad laboral y social y disminuye la comisión de delitos.

Como se indica en la guía sobre principios de tratamientos para la drogadicción, publicada por el Instituto de drogas de abuso de EEUU: “Lamentablemente, cuando ocurre una recaída muchos consideran que el tratamiento ha sido un fracaso. Pero no es así. El tratamiento exitoso de la adicción suele requerir una evaluación continua y modificaciones que sean apropiadas, semejantes al enfoque adoptado para otras enfermedades crónicas. Por ejemplo, cuando un paciente recibe tratamiento activo para la hipertensión y los síntomas disminuyen, se considera que el tratamiento es exitoso, aun cuando los síntomas puedan reaparecer al descontinuar el tratamiento. Para el paciente con adicción, las recaídas en el abuso de drogas no indican fracaso; más bien significan que el tratamiento tiene que ser restablecido o ajustado, o que se necesita un tratamiento alternativo”.

En los casos en los que además del trastorno de uso de sustancias, exista otro trastorno mental concomitante, como ocurre en aproximadamente 6 a 8 de cada 10 personas adictas, es necesario tratar ambas enfermedades simultáneamente de manera integrada ya que de otra manera una suele ser causa de descompensación de la otra.

El tratamiento varía de unas sustancias a otras, pero de forma general se puede decir que consta de varias fases:

Desintoxicación:

Sólo es la primera fase, necesaria habitualmente para evitar, en lo posible, el síndrome de abstinencia, pero no es un tratamiento definitivo de la dependencia, sus objetivos son:

  • Cese del consumo de forma controlada previniendo la aparición de síntomas o signos de abstinencia o de posibles complicaciones.
  • Poner al paciente en el punto de salida para que sea capaz de abordar su vida sin drogas, una vez que ya no precisa consumir la sustancia para evitar el síndrome de abstinencia.

Deshabituación:

Para abandonar definitivamente el consumo y no recaer posteriormente, es necesario, generalmente, un programa de deshabituación de larga duración. En este sentido suele ser necesario, generalmente, un tratamiento mantenido durante 12-24 meses o más, ya que la deshabituación es un proceso complejo, con diversas etapas, de duración variable, que puede verse alterado por múltiples circunstancias, presentado recaídas, como consecuencia de su dificultad de afrontar algunas situaciones desencadenantes del consumo. Todo lo cual significa que la deshabituación debe entenderse como un proceso dinámico, en ocasiones con retrocesos, pero progresivo, durante el cual el paciente se aleja cada vez más de la posibilidad de recaer, mediante el aprendizaje de técnicas de modificación de conducta y de anticipación de riesgos, que lo capaciten para ser capaz de anticipar los riesgos de consumir y afrontarlos y reinsertarse socialmente y alcanzar la 3ª fase o Rehabilitación.

Las sesiones de seguimiento son siempre individuales y absolutamente personalizadas, en ellas realizaremos un plan de abordaje en el que se organizan los cambios de hábitos de vida necesarios para poder tener éxito y abandonar el consumo, para ello trabajaremos además la ambivalencia, a través de valoración del ansia o deseos de consumo, junto a técnicas de anticipación y capacidad de afrontamiento de las situaciones de riesgo.

Durante las diferentes etapas del tratamiento se utilizarán los fármacos necesarios, según el tipo de sustancia usada y la situación clínica del paciente.

Así mismo se realizaran los estudios complementarios necesarios para evaluar la patología concomitante o las repercusiones derivadas del consumo, que nos permitirá realizar un diagnóstico orgánico y psíquico, y así planificar un tratamiento integral.

En muchos casos puede ser conveniente la realización de una terapia familiar, para mejorar la eficacia, con participación de los padres (en adolescentes) o de la pareja u otros familiares que puedan apoyar y colaborar en el tratamiento.

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