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El cannabis: Cómo actúa y consecuencias de su consumo

El cannabis, inicialmente empleado como fuente de fibras textiles y aceite, tiene su origen en Asia hace 6000 a 8000 años. Aproximadamente en el año 3000 años a.C. se empezó a usar por sus propiedades psicoactivas, en ritos religiosos y posteriormente se utilizó para la tos, como analgésico, ansiolítico y desde hace miles de años también de forma recreativa. Su uso empezó a ser penalizado en los inicios del siglo XX, promulgándose en el año 1961 la primera normativa internacional, que limitaba el uso del cannabis y sus derivados para empleo médico, aunque es la sustancia ilegal más utilizada en el mundo y su regulación actual es diferente entre los distintos países.

Actualmente se cultiva en casi todo el mundo y su contenido de sustancias psicoactivas difiere en función de la variedad, lugar de cultivo, temperatura, exposición a la luz, etc. De los más de 60 de cannabinoides que contiene, el Delta 9 tetrahidrocannabinol (Δ 9 THC) es el más potente y el usado por sus acciones psicotrópicas. Sus efectos gratificantes suelen durar de 2 a 3 horas, y aunque su vida media es de 8 días, en consumidores habituales, al depositarse en los tejidos grasos, puede ser detectado hasta 60 días después de su último consumo. Otro cannabinoide importante es el Cannabidiol (CBD), prácticamente sin propiedades psicoactivas, pero con poder analgésico y para atenuar los efectos psicológicos del THC.

Las preparaciones y formas de consumo pueden ser muy diversas, siendo usado sobre todo como triturado seco de flores y hojas (marihuana o hierba), fumada sola o mezclada con tabaco o también añadida a platos cocinados. La concentración de THC oscila del 1 al 13 % y ha aumentado en los últimos años debido a la selección de las semillas, por lo que un solo “porro” pueda tener una alta potencia psicoactiva. El hachís o “chocolate”, resina concentrada de las flores, se consume habitualmente mezclando la resina calentada con tabaco, tiene una concentración de THC de hasta un 20%. Menos habitual es el consumo de aceite de las semillas de cannabis, que llega a tener hasta el 85% de THC.

Su consumo está muy extendido, aproximadamente 192 millones de personas lo usan en todo el mundo. En España el 8% de los habitantes de 15 a 65 años lo han consumido en los últimos 30 días y un 33%, de los estudiantes de entre 14 y 18 años lo han consumido alguna vez, teniendo un consumo problemático el 15,3% de ellos.

Acciones y repercusiones

Al actuar los cannabinoides sobre receptores específicos que se localizan en casi todo el organismo, sobre todo en el cerebro, su consumo ejerce acciones múltiples, incontroladas, siendo las más importantes las que ocurren sobre funciones cognitivas, comportamiento, aprendizaje, memoria, regulación térmica, apetito, etc., y a nivel periférico produce broncodilatación, taquicardia, vasodilatación o efecto inmunomodulador sobre el sistema inmune. Lo que origina variadas repercusiones, entre las que destacan:

  • El riesgo de provocar accidentes de circulación por disminución de la atención y de la capacidad de reacción ante las señales visuales y auditivas, disminución de concentración y alerta; así como por distorsión del espacio y del tiempo, sedación, alteración de coordinación y de la capacidad de medir distancias y analizar situaciones.
  • Fracaso escolar por dificultad de aprendizaje y memoria, resolver problemas, y por la disminución de la capacidad de concentración y atención, así como alteración de la capacidad de organización e integración de la información compleja o mayor confusión, capacidad para olvidar y retardo cognitivo y psicomotor a las 24 h. Todo lo cual puede ser causa de una peor cualificación laboral, que se traducirá en peores trabajos y un futuro económico y social inferior al que podrían aspirar.
  • Trastornos mentales. Muy frecuentes. Se pueden producir irritabilidad, ataques de pánico, trastornos depresivos, apatía, abandono personal, empobrecimiento afectivo. incapacidad para desarrollar planes futuros, inhibición sexual, deterioro habilidad comunicativa y retraimiento social. Además, en personas vulnerables se produce ideación paranoide y episodios psicóticos, alucinaciones, suspicacia, incluso delirios y despersonalización. Estando demostrado que empeora la evolución de la esquizofrenia y parece claro que aumenta el riesgo de precipitar el inicio de esta enfermedad, sobre todo cuando se empezó el consumo de cannabis antes de los 18 años.
  • Mayores tasas de cáncer de pulmón y mortalidad por accidente vascular isquémico agudo (infarto de miocardio y cerebrovascular).
  • Aumento del apetito s/t dulces que favorece la obesidad, y si se consume durante el embarazo o la lactancia, puede afectar al desarrollo fetal con recién nacidos de bajo peso o con alteraciones en el desarrollo de las funciones mentales del niño.

La edad de inicio del consumo (14,9 años en la Región de Murcia) es determinante, ya que las áreas cerebrales tienen diferentes periodos de maduración, así las áreas subcorticales que regulan la memoria, el equilibrio, los movimientos, el carácter, las habilidades sociales y regulación de las emociones, maduran entre los 12 y14 años; mientras las áreas motoras y sensoriales lo hacen entre los 15 y 17 años y el córtex prefrontal, que regula el control comportamiento y la conducta, entre los 18 y 25 años; por lo que consumos más precoces generan mayores adicciones y repercusiones, sobre todo por las alteraciones cognitivas y de la personalidad, que producen mayor desinhibición y pérdida de control, dando lugar a conductas de riesgo, consumo de otras drogas, hurtos y robos.

Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia

Adicciones, Cannabis, Cannabis sintético, Drogadicciones, Marihuana

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