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31 de mayo. Día mundial contra el tabaco: Realidades sobre el tabaco y los productos de bajo riesgo

El tabaquismo es una grave enfermedad, y a pesar de las campañas realizadas durante años para disminuir el consumo de tabaco, apenas han disminuido el número de fumadores y según la OMS, existen alrededor de 1300 millones de personas fumadoras en el mundo, de las cuales más del 80% viven en países de ingresos medianos o bajos.

En la Unión Europea la prevalencia de fumadores es de aproximadamente el 24%, siendo Suecia el primer país europeo que ha conseguido disminuirla por debajo del 5%. En España un 25,8% de la población de 16 a 65 años fuma diariamente tabaco. Y el 19% de la población afirma haber probado los cigarrillos electrónicos en el último año.

Daños producidos por el tabaco

El humo derivado de la combustión del tabaco contiene nicotina y alrededor de 7.000 contaminantes (de ellos más de 70 son carcinógenos), que causan más de 35 enfermedades, sobre todo cardiovasculares, pulmonares y diversos tipos de cánceres. Enfermedades que conducen a que la mitad de los fumadores mueran y tengan una reducción de entre 10 y 15 años de la esperanza de vida. Cada año mueren, en el mundo, alrededor de 8,7 millones de personas por el consumo de tabaco. De ellos, 1,3 millones son no fumadores que mueren por exposición al humo del tabaco ajeno y cerca de 700 millones de niños respiran aire contaminado por humo de tabaco, estimándose que 47.000 menores de 5 años mueren anualmente por enfermedades producidas por ese motivo.

Además de los daños sobre la salud, el tabaco causa inmensos niveles de contaminación, derivada de los 4.5 billones de colillas y miles de millones de envases que cada año se tiran sin control, liberando miles de sustancias tóxicas, que tardan años en descomponerse. También causa la desforestación de más de 200.000 hectáreas y ocupación de tierras agrícolas y urbanas para su cultivo; acidificación debido a la producción de dióxido de azufre (subproducto del proceso de curado del tabaco), y efecto invernadero por el dióxido de carbono producido durante su elaboración.

Abordaje del tabaquismo

En la prevención del tabaquismo las medidas más eficaces son: empaquetado neutro; aumento de los impuestos; ampliación de los espacios sin humo; prohibición de la publicidad y amplias campañas de comunicación.

El 50% de los fumadores dejan de fumar, a veces utilizando algunos de los fármacos eficaces para favorecer el abandono: terapia sustitutiva de nicotina, Bupropión y Citisina. Pero muchos no consiguen mantener la abstinencia a pesar de intentarlo repetidamente y cerca del 40% no se plantean dejar de fumar.

Las alternativas de disminución de daño: tabaco sin combustión, Snus (mezcla de tabaco finamente picado, agua y sal), vapeadores y bolsas de nicotina, son opciones de disminución del daño producido por el tabaco y son una opción intermedia para dejar de fumar o única en aquellos fumadores que no pueden alcanzar o mantener la abstinencia o simplemente no quieren dejar de fumar.

Sin embargo, la Organización Médica de la Salud (OMS), diversas organizaciones médicas y en nuestro país el Plan Integral de Prevención del tabaquismo consideran que la Salud Pública tiene el desafío de combatir el atractivo del tabaco, la nicotina y los productos conexos, equiparando, en la práctica, al tabaco de combustión con estas otras alternativas de riesgo reducido, despreciándolas y luchando activamente contras ellas o incluso prohibiéndolas. Ignorando las realidades científicas que demuestran su eficacia.

Entre estas realidades se pueden destacar:

  • Estas alternativas no son productos exentos de riesgo y no se deben utilizar por los no fumadores ni por los jóvenes.
  • Los problemas de salud surgen al quemar el tabaco.
  • La nicotina, es altamente adictiva, pero su uso a largo plazo tiene un escaso impacto sobre la salud del individuo.
  • Estudios de la FDA y de la Agencia internacional para la investigación del cáncer dependiente de la OMS encuentran que, el humo de los cigarrillos sin combustión tiene un 90% menos de sustancias cancerígenas que el humo del tabaco.
  • El Departamento de Salud de Inglaterra considera que vapear es un 95% menos dañino que fumar. Y aquellos fumadores que, tras probar los tratamientos para dejar de fumar no han tenido éxito, podrían utilizar los cigarrillos electrónicos.
  • La Guía National Institute for Health and Care Excellence (NICE), incluyen a los cigarrillos electrónicos como opción de tratamiento para dejar de fumar y propone su autorización para ser prescritos en el Reino Unido.
  • la FDA ha autorizado ya 34 productos y dispositivos de cigarrillos electrónicos, e indica que contienen cantidades sustancialmente menores de componentes nocivos que los cigarrillos, presentando un menor riesgo de cáncer y otras afecciones graves para la salud. “La comercialización de estos productos, …, podría ayudar a los fumadores adultos adictos a hacer la transición de los cigarrillos por combustión y reducir su exposición a sustancias químicas nocivas, pero sólo si cambian completamente”.
  • En Nueva Zelanda, la prevalencia de fumadores diarios adultos disminuyó el 49% en 5 años. Del 13,3% de 2017-18 al 6,8% en 2022-23. Dos veces más rápido que en Australia. Probablemente por la mayor facilidad de acceso a una gama más amplia de productos de vapeo.
  • En Suecia, sólo un 4,9% de los suecos son fumadores, pero utilizan snus, vapeadores o cigarrillos electrónicos un 21%, siendo las muertes derivadas del tabaquismo un 44% menor que en Europa, y la tasa de cáncer un 41% menor. Lo que parece demostrar de manera concluyente que para controlar el tabaco los productos alternativos son menos dañinos y tienen beneficios significativos para los fumadores que dejan de fumar. Para conseguirlo, estos deben:
    • Ser de fácil acceso, para que los fumadores que quieran dejar de fumar tengan una amplia selección de productos y pueden elegir el que mejor se adapte a sus necesidades.
    • Tener sabores. Si se prohibieran, casi la mitad de los usuarios de vaporizadores encontrarían una manera de obtener su sabor preferido prohibido o volverían a fumar.
    • Tener impuestos proporcionales al menor riesgo de cada alternativa. Así, el tabaco sin combustión tiene un 32% del de los cigarrillos con combustión; el Snus un 18%; los vapeadores un 11% y 7% las bolsitas de nicotina.

En definitiva, el enemigo es el tabaco y en la lucha contra él se deben implementar todas las medidas que han demostrado científicamente su eficacia.

Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia

Adicciones, Tabaco, Tabaquismo, vapeadores, vapeo

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